Hans de Nin: ¿Qué me dice entonces de lo de Francia?
Joaquín Pesquina: Horrible.
Nin: Qué trágica e injusta es la vida a veces, Pesquina…
Pesquina: Siempre, pero lo de Francia no ha sido por injusticia, sino por otra cosa…
Nin: Y cuántos apoyos han tenido los franceses.
Pesquina: Normal.
Nin: ¿Y ha visto cómo ha respondido el mundo de la música? A la altura, ¿eh?
Pesquina: Sí, claro, con La marsellesa. Había que cantarla. Plácido Domingo y Ainhoa Arteta en Nueva York.
Nin: Ah, qué grande, Ainhoa Arteta. Gran cantante y patriota eh…
Pesquina: No me empiece con monsergas de política.
Nin: No, oiga, que ya el otro día en Gijón…
Pesquina: Ah, ¿pero volvió a cantar al Jovellanos? ¿No había anulado hace años un recital? La gerente estaba que trinaba.
Nin: Y quién se acuerda ya de eso. Estuvo espléndida eh, haciendo un discurso por la unidad…
Pesquina: Y dale con la política!
Nin: Todo es política, Pesquina. Si ya lo decía…. cómo era, hombre…..
Pesquina: La política todo lo inunda.
Nin: Todo.
Pesquina: ¿Ha visto el Maestranza? Le quitan el 15% del presupuesto.
Nin: Peor lo tuvo Juan Diego Flórez en sus comienzos. Tuvo que cantar en el metro de Nueva York para comer, y mírele ahora, de lo mejor del mundo, en el Real y a teatro lleno.
Pesquina: Otro grande, eh!
Nin: Bueno, pero Kraus… es Kraus.
Pesquina: Grande, grande.
Nin: Pues mire que es raro que usted y yo nos pongamos de acuerdo, pero es citarle a Kraus…
Pesquina: Ah, la grandeza. Qué difícil de hallar.
Y ¿cómo se es grande?
Nin: Hay que serlo desde el principio.
Pesquina: Ya, principios, pero… ¿los suyos o los míos?
Nin: Hombre Pesquina! no me falte, que todavía el otro día le hicieron una revolución…
Pesquina: Sí, a mí también me cantaron La marsellesa.