Otra gran entrevista la realizada a Jesús López Cobos en el Conservatorio de Madrid por la Asociación Española de Directores de Orquesta (AESDO). A lo largo de los tres cuartos de hora de exposición, López Cobos desgrana toda su carrera profesional, aportando interesantes reflexiones e informaciones. De sus inicios como estudiante, destaca las escasas orquestas que había en España. «Ser director en España era comos ser torero en Finlandia».
El director de orquesta español defendió la importancia del canto gregoriano y la polifonía, una vertiente artística que duró cientos de años en occidente pero que la Iglesia prefirió abandonar. «Cuando la Iglesia decidió cambiar el gregoriano y la polifonía por las guitarras, dejé de ir a misa», explica López Cobos, que destaca de su juventud sus experiencias asistiendo a los conciertos en el Monumental, donde conoció a Claudio Abbado. «Me impresionó y tras el concierto fui a presentarme y preguntarle dónde podía estudiar. Me aconsejó ir a Viena».
El maestro español también habla de su trabajo con Franco Ferrara, «un genio que tenía un problema neurológico que hacía que, tras ponerse a dirigir, a los dos minutos perdiera el conocimiento». El propio López Cobos cuenta cómo el vivió en primera persona varias de esas ocasiones ante Ferrara, un hombre que, como pedagogo «tenía poca paciencia».
Entre los directores más importantes de su trayectoria también nombra a Peter Maag, con quien comenzó realmente su carrera como director de orquesta, al nombrarle su asistente.
Cuando se le pregunta sobre la ópera más importante de su trayectoria, afirma que «Cosí fan tute» de Mozart. «Ha sido siempre mi ópera fetiche. Para mí no hay nada más difícil que escribir una ópera bufa triste, que en el fondo es una tragedia y en la superficie es una ópera bufa. Y eso sólo lo puede hacer un genio como Mozart».