La España rota

 

LA ESPAÑA ROTA

Por Aurelio M. Seco | @AurelioSeco
¿Qué cómo se ha llegado a semejante situación en España? ¿Qué por qué un partido como la CUP, que sería ilegal en Alemania, se acepta en España, en Cataluña, no sólo con total normalidad si no con multitud de apoyos entre los ciudadanos catalanes? ¿Por qué a los españoles les sigue dando vergüenza sacar la bandera y decir «¡Viva España!» como una normal muestra de respeto hacia el país en el que viven? ¿Qué cómo es posible que unos golpistas que intentan destruir España no sólo parezcan los buenos en Cataluña y a nivel internacional, sino también en buena parte del resto de nuestro país? Las razones son múltiples y se venían anunciando desde los años 90 del pasado siglo. Ahora ya es tarde, creemos, para arreglar nada. Nos abocamos a unos acontecimientos difícilmente controlables, llevados por un independentismo catalán que campa a sus anchas y un Gobierno Español débil, por si mismo y por el apoyo que le dan los demás. El PSOE ha fracasado, desde luego, estrepitosamente, como un partido español. Su mayor error, recuperar los ingenuos y errados planteamientos ideológicos de un Pedro Sánchez perdido que no sabe lo que dice y que ha conseguido trasladar su irrelevante pensamiento a buena parte de la sociedad. Que alguien como Sánchez, cuya capacidad lógica parece menor que la de un niño de Enseñanzas Medias haya tenido tanto apoyo de los afiliados del partido lo dice todo de la falta de perspectiva del socialismo actual.

Este es otro de los problemas: nuestra sociedad. Parte de ella ha sucumbido, en los últimos años, a la demagogia escupida por partidos como Podemos, de la que se ha hecho eco nada menos que Izquierda Unida, otro partido totalmente perdido en sus convicciones, y el propio PSOE que, atención, ha aprobado esta semana apoyar en Asturias la defensa de la oficialidad del bable. ¿Acaso estamos locos? Hace años que este partido parece haber aceptado a cualquier ignorante en sus filas. Y le ha venido bien cualquier individuo incapaz de pensar con lógica pero encantado de considerarse republicano ateo. Esta es la España de hoy, repleta de prepotentes alumnos republicanos ateos incapaces de sumar dos más dos pero orgullosos de haber «aprendido a aprender» en un sistema educativo errado, diseñado para divertirles y adoctrinarles en una ideología de género tan infame como demoledora. Jesús G. Maestro lo ha advertido en multitud de ocasiones. No decimos nada que no se haya dicho.

En Cataluña sólo salen a reivindicar su postura los independentistas. Los demás, auténticos héroes, son irrelevantes como fuerza en contra. La expresión «mayoría silenciosa» es vergonzante y debería sonrojar a quienes forman parte de ella. El pensamiento único catalán  y quien lo ha permitido durante años se ha cargado la libertad de expresión en Cataluña. Así de claro. Por arte del nacionalismo los Robertos se han transformado en Roberts, Enrique Granados en Enric Granados y el Concurso Francisco Viñas en Tenor Viñas, así, sin más, sin el nombre español y ante el vergonzoso silencio de la opinión pública catalana y del resto de España.  Quienes lo advertían hace tiempo eran tachados de fachas. Hoy, sólo los necios, que es posible que en nuestro país sean mayoría, pueden negarlo. Es realmente vergonzoso observar como medios de comunicación como La Sexta, Cuatro o La Vanguardia, por citar unos pocos, relatan los sucesos catalanes desde una perspectiva que parece justificar los actos independentistas de ayer. Que una mujer como Ada Colau sea la alcalde de Barcelona y que exista un político como Rufián dentro de nuestro Parlamento son síntomas de una sociedad enferma.

Hemos llegado hasta aquí con la complicidad de muchos de los que no se esperaba. Es lamentable, por ello, observar el silencio de personalidades ante el hecho nacionalista, o por no perder su imagen, o no querer jugarse el puesto o no arriesgarse a recibir los sablazos de los de enfrente. El silencio de artistas, gestores, profesores, personalidades en general, en los medios y sus redes sociales justifica la situación que estamos viviendo. España es un país de cobardes. Esto ya es un hecho. Y justo cuando no es momento ni de cobardías ni de prudencias, si no de comprometerse con la realidad que estamos viviendo. De jugársela ante ella.

Ante lo sucedido ayer domingo en Cataluña, el Gobierno de Mariano Rajoy se encuentra ante uno de los retos más comprometidos de la historia de España. Un momento ante el que a partir de hoy no cabe la equivocación.  Lo decía Pedro Insua ayer en su cuenta de twitter: «Si Puigdemont continúa al frente de la Generalidad, entonces el Estado ha desaparecido en Cataluña» y tendremos lo que nos merecemos.

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