QUERIDA LOLI

   Por Aurelio M. Seco / @AurelioSeco
Cuando empecé a dar clase en el instituto Loli ya trabajaba como conserje. Desde el principio me pareció una mujer de gran personalidad, de una sensibilidad arriesgada, indómita, apasionada. “Me gusta la música clásica”, me decía con desparpajo de vez en cuando, citando alguna pieza de Mozart, Beethoven, el Canon de Pachelbel o la Carmen de Bizet. Loli era una mujer generosa, además, que tenía la rara virtud de decirte con pasmosa naturalidad tanto lo bueno como lo malo. Con Loli no había trampa ni cartón, y si te decía que le gustaba tu canción era que tu canción le gustaba y lo decía de verdad con ilusión.

A veces, cuando Loli entraba en clase para recoger el parte de faltas diarias a primera hora del día, la atmósfera le invitaba a hablar de la música que sonaba o intercambiaba opiniones sobre lo que el profesor decía, si llamaba su atención,  siempre de manera directa y expresiva, cálida y sincera. Loli era mucho más que una conserje; y ella lo sabía…

Tengo grandes y bonitos recuerdos de Loli, casi siempre sonriente ante nuestras pequeñas conversaciones y controversias, a veces sorprendido por sus preguntas, como ella seguramente por mis respuestas.

Manuela Dolores Cordido García, así se llama Loli, había hecho COU en el IES Benedicto Nieto de Pola de Lena, Asturias, donde años después entraría a trabajar como limpiadora y, más tarde, como conserje del centro, ya con el nombre de Santa Cristina de Lena. Quiere decirse que la vida de Loli ha transcurrido paralela a la del instituto durante muchos años, siendo importante por ello. Tenía el don de la originalidad y la perspicacia, por lo menos para percatarse de ciertas cosas que no todo el mundo es capaz de ver. Y esto la distinguía entre la gente.

Qué pena, Loli, ver abrir la puerta el lunes tras pasar lista y no verte.